23 mar 2016

¿Cómo aprender idiomas fácilmente?

Uno de los mayores consejos que les voy a recomendar son:

1.- Cuando quieras tratar de saber la pronunciación trata de escribirlo tal y como tu haz entendido y pues claro, luego preguntarle al profesor/ra si está bien la pronunciación que comprendiste.

2.- Prestar mucha atención a la clase, más que todo cuando no es el idioma inglés, se hablaría en casos como al aprender polaco, ruso o coreano.

3.- Tener un cuaderno a la mano, donde apuntes todo lo que el/la profesor/ra está escribiendo en la pizarra.

4.- Tomar nota hasta lo más mínimo, ya que por ejemplo; el coreano, para mí es un idioma súper difícil de aprender, ya que contiene más vocales y consonantes que en el español, ya que tienes que aprenderte cómo poder escribirlo con las letras(rayas,círculos,palos) y además de cómo lo leen por ejemplo:

                -Hola: annyonghaseyo.
(Que en coreano sería algo así como: 안녕하세요)
                
5.- Anotar más que todo los significados y si el/la profesor/ra no te lo dice, preguntar.


6.- Escuchar atentamente los consejos de los profesores al momento de aprender un idioma.



7.- Aproximadamente prepararse para la siguiente clase, en la pronunciación o algún significado que no entiendes y es mejor buscarlo antes para que te evites todo el proceso de llamar a tu maestro.



8.-Si tienes alguna duda, no te olvides preguntar siempre a tu maestro, ya sea sobre la pronunciación o significado que no entiendas.







9 mar 2016

¿Parentesco entre la Reina Isabel I y Ana Bolena?

Isabel I o más conocida como La Reina Virgen, ¿Por qué Virgen? Teniendo alrededor de 33 años, jamás se casó con un hombre, mantuvo su pureza hasta el día de su muerte.
La Reina Elisabeth I de la dinastia de los Tudor es considerada una de las mejores gobernantes de Inglaterra de todos los tiempos. Nunca se caso y por tanto no tuvo hijos asi que su sucesor al trono fue el hijo de Maria Estuardo. Hoy en dia los reyes de Inglaterra son de apellido Estuardo. 
A Ana Bolena se le consideró madre de la Reina Isabel I, y su padre Enrique VIII, para luego dictarle una condena a Ana Bolena, donde decía que las 7 generaciones de ésta, serían asesinadas, por la infamia de Ana Bolena al casarse con el Rey de ese entonces Enrique VIII.

Ana Bolena

El lugar de nacimiento de Ana no se sabe con seguridad aunque debió ser en la residencia que la familia tenía en Norfolk, en el condado de Essex.   Tampoco se conoce la fecha exacta de su nacimiento, situándose la misma entre 1501-1507. En mi opinión su fecha de nacimiento es en 1501 coincidiendo con algún historiador británico que la sitúa en ese año.
Era hija de Sir Thomas Bolena, primer conde de Wiltshire y también conde de Ormond. Su madre era Isabel Bolena, hija del segundo duque de Norflok.
La familia de los Bolena era muy respetada en la aristocracia inglesa. Sir Thomas era un diplomático muy valorado por su dominio de varias lenguas, esto le permitió ser muy conocido en toda Europa. Ana era la segunda de tres hijos que tuvo el matrimonio. Con su hermana mayor María tenía una buena relación, pero con quien mejor se entendía era con su hermano menor  George.
Desde pequeña tuvo una buena educación y se le preparó para que pudiera casarse algún día con gente de estamentos aristocráticos más elevados que el suyo. Ana destacaba en algunas materias educativas, siendo muy hábil en el manejo de las artes escénicas. A pesar de su juventud declamaba de forma brillante con voz muy modulada y encantadora e interpretaba con pasión los personajes teatrales del momento.
La archiduquesa Margarita de Austria, hija del emperador Maximiliano I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que era muy amiga de Sir Thomas Bolena, invitó a su hija Ana a vivir con ella. Llegó en la primavera de 1513, causando una gran impresión, hasta que por orden de su padre se trasladó a París en el invierno de 1514.
Ana fue dama de honor de Claudia de Francia. Siempre se le requerían sus servicios de traductora cuando  algún importante invitado inglés visitaba la corte francesa. En este periodo parisino, Ana completó su educación del francés, además de profundizar en la cultura francesa y en el protocolo de su corte. Además se interesó por la ética que se le reclamaba ya en esos momentos históricos a la Iglesia, para que hiciera una profunda reforma.
Nunca Ana fue valorada como una mujer de gran belleza, pero sí destacaba por poseer un gran encanto personal. Era delgada y no muy alta, tenía una piel demasiado morena en comparación con otras mujeres inglesas y que le hacía tener un aspecto exótico, en un mundo donde la palidez era considerada como un canon de belleza. Tenía un pelo  negro con una larga melena suelta. Sus ojos eran negros y resultaban muy atractivos a todos.
El encanto de Ana Bolena no era tanto el aspecto físico como su fuerte personalidad, su gran ingenio y su creatividad. Destacaba en el canto, su capacidad de componer música, bailaba muy bien y era una gran conversadora.
Ana regresa a Inglaterra en el año 1522, entrando en la corte inglesa con el rango de dama de la reina Catalina de Aragón, que era la primera esposa de Enrique VIII e hija menor de los Reyes Católicos.
Su primera participación en la Corte inglesa fue en marzo de 1522, cuando en un baile de disfraces, baila una danza muy difícil en compañía de la hermana menor del rey junto a otras damas. Esta actuación de Ana le supuso darse a conocer y ser la referencia a partir de ese momento de la Corte.

La triste historia de Catalina Parr, la última esposa de Enrique VIII de Inglaterra.

Se trata de Enrique VIII, hijo de Enrique VII, cuya sexta esposa fue efectivamente Catalina Parr. Ella había enviudado de Lord Latimer y estaba enamorada de Thomas Seymour, hermano de la esposa anterior del rey Jane Seymour y accedió a casarse con el monarca porque este le propuso matrimonio y no estaba en condiciones de negarse, pese a que a esta altura de su vida Enrique era un hombre enfermo, con úlceras varicosas, gota y según dicen algunos hasta padecía una enfermedad venérea, era enormemente alto y gordo, un verdadero monstruo que más que una reina precisaba de una enfermera. Y eso fue para el Catalina Parr, aténdiéndolo con unguentos por sus piernas enfermas, el rey apenas podía caminar con su excedido peso. Tuvo sus problemas aún así por opinar sobre cuestiones religiosas ante el rey, que era tremendamente autocrático, un auténtico tirano y como era muy inteligente, Catalina logró zafar arrepintiéndose y diciendo de rodillas que era una pobre mujer que trató de hacer olvidar con sus comentarios sus dolores al monarca y nunca pensó en estar por encima de él. Lo hizo tan bien que Enrique la perdonó. Durante aproximadamente cuatro años ejerció este rol de reina-enfermera y evitó la suerte de sus antecesoras Catalina de Aragón (divorcio), Ana Bolena (ejecutada), Jane Seymour (muerta en el post parto tras darle a Enrique su único hijo varón, luego Eduardo VI), Ana de Cleves (no se llegó a consumar el matrimonio) y Catalina Howard (ejecutada por adulterio). A los 55 años la salud del rey se agravó a tal punto que la muerte lo acosaba y cayó en cama). En enero de 1547 se apagó su vida y Catalina Parr, considerada la primera reina protestante de Inglaterra, salvó la suya que nunca estaba segura con semejante tirano. No tuvo la misma suerte el duque de Suffolk, decapitado por alta traición en la Torre de Londres aunque si el duque de Norfolk, del partido católico, ya que Enrique VIII murió antes de su ejecución. Catalina Parr se casó poco después con su antiguo amor Thomas Seymour pero murió de fiebre puerperal derivada en septicemia al año siguiente (1548) tras su primer parto, el mismo final de su predecesora Jane Seymour. En esos tiempos (Siglo XVI) el parto en las mujeres era muy riesgoso por las infecciones.

La esposa repudiada, Ana de Cleves (1515-1557)

Cuando Jane Seymour fallecía tras dar a luz al ansiado heredero de Enrique VIII, el monarca inglés quedó profundamente desolado. Dicen que fue a la única mujer a la que amó de verdad. Pero tres años después volvía a contraer matrimonio. Un enlace que se decidió más por cuestiones estratégicas que por razones del corazón. Un rey que había corrido detrás de la belleza de damas como Ana Bolena o la propia Jane, tuvo que casarse con una dama alemana de quien solamente había visto un retrato que en nada se parecía a la realidad. Pero su familia se había enfrentado al Imperio de Carlos V y necesitaba un aliado en el continente. El cuarto matrimonio de Enrique VIII no duró más que unos pocos meses. Por suerte para ella, Ana de Cleves, pudo terminar sus días tranquila como la "hermana del rey" en la corte. 

Ana de Cleves nació el 22 de septiembre de 1515 en Düsseldorf. Fue la segunda de los cuatro hijos de los duques de Cleves, Juan III y María. Ana había recibido en su infancia una somera educación intelectual. En 1527 su familia concertó su matrimonio con el heredero del duque de Lorena pero dicho enlace nunca llegó a materializarse.

En 1538, fue su hermano mayor Guillermo quien, a la muerte de su padre, heredó el ducado. Enrique VIII fijó su interés en este duque que formaba parte de la liga de señores protestantes que luchaba contra el emperador Carlos V y vio en una de sus hermanas la vía para estrechar alianzas con los protestantes en el continente.

Enrique envió entonces a su pintor de cámara Hans Holbein a la corte del duque Guillermo para que retratara a su hermana Ana. Como solía ocurrir, el cuadro estaba bastante alejado de la realidad. En él no se mostraba a la verdadera Ana, una mujer alta y corpulenta con el rostro marcado por la viruela. Pero con el retrato en la mano, Enrique VIII aceptó de buen grado el enlace. No es de extrañar que al encontrarse con su futura esposa, quedara decepcionado. Pero la alianza con los protestantes era indispensable para su política exterior por lo que decidió continuar con el enlace. El 6 de enero de 1540 Ana y Enrique VIII se casaban en el palacio de Placentia, en Greenwich. Al día siguiente el rey confesaba a su secretario, Thomas Cromwell, que no había podido consumar el matrimonio con aquella mujer tan alejada de la imagen que Holbein le había querido vender. 
A su disgusto por su nueva esposa se unió el interés que despertó una de sus damas de compañía, Catalina Howard, quien poco tiempo después se convertiría en su quinta esposa. Enrique, incapaz de continuar con su cuarto matrimonio, propuso a Ana su anulación. Quizás por miedo a terminar como Ana Bolena o simplemente por confirmar su carácter maleable y tranquilo, lo cierto es que Ana de Cleves aceptó separarse amistosamente de Enrique VIII escasos siete meses después de haberse casado.

Desde entonces y hasta el final de sus días, Ana de Cleves fue conocida en la corte como "la hermana del rey" viviendo de la renta que le asignó su exmarido y siendo recibida en palacio con honores. Ana de Cleves, que mantuvo una buena relación con la princesa María, fue la última esposa de Enrique VIII en morir, falleció el 16 de julio de 1557, y la única que fue enterrada en la Catedral de Westminster.